El sector ganadero ha llegado a un punto en el que ya no puede soportar la desmesurada subida del coste de la alimentación animal y especialmente, el coste del pienso, consecuencia del aumento del valor de los cereales en un mercado absolutamente especulativo, que trabaja a nivel mundial.
Si durante el año 2020 fueron, sobre todo, los piensos para ganado porcino y aviar los que experimentaron subidas generalizadas, en los últimos seis meses hemos visto cómo el aumento se ha extendido también al ganado vacuno y ovino, tanto de carne como de leche, con un porcentaje de incremento del 20% aproximadamente, incremento que ha venido a ahondar más aún la ya de por sí delicada situación del sector productor. Incluso el precio de la leche y la carne ha bajado y hay problemas para quitar terneros pasteros y mamones.
En el actual contexto de pandemia mundial, las limitaciones de movilidad, el cierre de la hostelería y de comedores colectivos, etc. ha conllevado que se haya incrementado notablemente la demanda de alimentos en la distribución organizada y a consecuencia de ello, dichas cadenas han experimentado un ascenso importante, tanto en facturación como en beneficios.
Se da la paradoja de que ese mismo fenómeno no se ha trasladado a las productoras y productores, quienes no han tenido ningún reflejo positivo en su cuenta de resultados, pese a haberse vendido más alimentos que nunca. Si la distribución aprieta a la industria transformadora, esta hace lo propio con ganaderas y agricultoras, que no han visto mejorado el precio de sus productos, es por ello que desde el sector ganadero, reclamamos a la industria y distribución que actualicen los precios de compra al eslabón anterior y de venta al consumidor (en el caso del los productos que se utilicen como gancho) proporcionando rentabilidad que de oxigeno al sector ganadero.
Desde EHNE y ENBA seguimos apostando, ahora más que nunca, para que se apruebe definitivamente la Ley de la Cadena Alimentaria a fin de dotarla de una mayor transparencia, equilibrarla, dotar de rentabilidad al conjunto de los eslabones, impidiendo las prácticas abusivas, estableciendo costes de producción y exigiendo contratos a la hora de entregar nuestros productos.
Finalmente, somos conscientes de que el sector no se puede mantener a base de ayudas coyunturales y que por lo tanto, son necesarias otro tipo de medidas estructurales que vayan a la raíz del problema, entre otras, la prohibición de las prácticas especulativas a nivel mundial.